A
punto de cumplirse el plazo límite para la investidura del presidente del
Gobierno en España –23 de septiembre–, sigue sin haber acuerdo entre
el partido político más votado en las pasadas elecciones del 28-A, el PSOE, y
la otra formación a priori afín al proyecto socialista, Unidas
Podemos. El consenso ni está ni se lo espera. Ante semejante panorama, la
repetición electoral parece inexorable. Así, salvo sorpresa de última hora, los
votantes deberemos volver a las urnas el domingo 10 de noviembre (o 10-N,
aunque no me guste designar así las fechas porque me recuerdan a atentados
terroristas). Lo malo es que en esta ocasión el arrojo y la vehemencia con los
que se votó el pasado 28 de abril se han disipado notablemente. Da la sensación
de que al final todo va a seguir igual. En principio, no se va a producir
mayoría absoluta por ninguna de las dos partes –ni por el bloque «de
izquierdas», ni por el tripartito «de derechas»–, así que estaremos condenados
a sufrir de nuevo una situación de bloqueo. Por eso, no puedo evitar pensar en
el pobre Sísifo y la roca y me pregunto si nosotros no seremos más que una
transfiguración de Sísifos cargando con nuestras propias rocas en forma de
papeletas.
A
pesar de todo, creo que aún impera el sentido común. Por más que el ciudadano
de a pie parezca adormilado, cegado por su cómoda vida de clase media y
absorbido por el resplandor de las pantallas, no descarto una significativa
adscripción al nuevo partido encabezado por el presentador Risto Mejide, PNLH (Peor
No Lo Haremos). Sinceramente, no tengo ni la mínima idea acerca de la
ideología de Mejide, pero sí sé que es la voz del cabreo. Lo importante en sí
no es su polémica presencia, sino lo que aspira a representar: el «basta ya»,
el «no nos van a hacer callar» –que dirían los Amistades Peligrosas–. En
apariencia, la iniciativa es una bufonada, pero una bufonada necesaria.
Si no, que se lo digan a los ucranianos. En una Ucrania escindida y harta de
Poroshenko (del que se ha demostrado que no es trigo limpio), un exactor y
humorista, Volodímir Zelenski, se proclamó presidente nacional el pasado mayo.
Lo irónico del caso es que Zelenski había interpretado en una serie a un
profesor que de manera inesperada llegaba a convertirse en el mandamás del
país. Un ejemplo más de que la realidad suele superar a la ficción. Pues bien,
¿por qué aquí la bufonada de Risto no va a poder demostrar que
ante el mal tiempo, buena cara? Recordemos que el humor posee un efecto
terapéutico, así que quizá a España no le vendría mal este tratamiento.
Hablando
con franqueza, yo de veras creía en un acuerdo. Tras la bochornosa y fallida
sesión de investidura el pasado julio, esperaba que se arreglase todo en
septiembre. Sin embargo, la recuperación no les ha salido bien y ahora deben
repetir curso. Aun así, de lo que tal vez nuestros políticos no sean
conscientes es de que los votantes nos hayamos cansado de hacer la vista gorda
y perdonarles las suspensas. Ahora mismo, solo contemplo dos opciones: o bien
que se dé una abstención bastante generalizada entre un electorado hastiado de
esta pelea de patio de colegio, o bien que se opte por la vía de Risto y
respondamos a la eterna broma de los partidos con otra bufonada. De
darse la segunda, es preferible lograr una plataforma de ideología híbrida en
pos del sentido común a apostar por ideologías que venden una cosa y luego
predican con la contraria.
Dentro
de unas semanas, veremos cuál es la reacción de nuestra sociedad. Desde luego,
lo que yo no quiero es ser como el asno de Buridán, que, entre dos montones de
heno, no supo con cuál quedarse y optó por la indecisión. En este caso, los
montones son de estiércol, aunque no conviene la indecisión. Paralelamente a
este juego entre el sillón de casa, símbolo de la resignación, y los que se van
a repartir tras el veredicto de las urnas, símbolo de la putrefacción ética de
nuestros «timoneles», se juega otro partido. Hay una tercera vía: tirar de
comodín, del joker, y cruzar los dedos para que esta broma infinita
se nos haga un poco más llevadera.
Sociego
Salamanca,
22 de septiembre de 2019
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