UN OSO, DOS OSAS Y SUS CAVERNAS

Por asociaciones inesperadas, recientemente la escritura de un relato me llevó a mencionar el kitchen sink drama, un tipo de realismo social en la Inglaterra de los cincuenta. Por entonces, el «glorioso» British Empire ya había presenciado tiempos mejores y los europeos occidentales, lastrados por las secuelas de la II Guerra Mundial, estaban de vuelta de todo. Ya no era tanto el «¿adónde vamos?» como el «¿y ahora qué?». 

Partiendo de esa premisa, el estreno en 1956 de Look Back In Anger –que con un don´t delante intituló el famoso tema de Oasis- supuso un punto de ruptura respecto de todo el teatro anterior. Las frívolas comedias de costumbres se replegaban para dar paso a los nuevos enfants terribles versión británica: John Osborne, Harold Pinter, Arnold Wesker y cía. Habían nacido los Angry Young Men (algo así como los «jóvenes airados»). Atraído por el movimiento ­­‒sobre todo porque me recordaba a The Smiths‒, me decidí a ver la adaptación cinematográfica, la versión del 59, de Tony Richardson. A decir verdad, no me transmitió mucho, más allá de la clásica angustia del espacio cerrado –identificado con lo doméstico‒, y la insulsez de la vida de las clases obreras ‒o, como diría Oscar Wilde, «el trabajo es la maldición de las clases bebedoras»‒, con ellos condenados a la barra del bar y ellas, a la tabla de planchar. Quizá lo que más me llamó la atención fuera el erotismo –no sé si inesperado‒ que le despierta al protagonista la amiga beata de su mujer, y el tópico del «quien bien te quiere te hará llorar», traducido al juego del «oso y la comadreja». Precisamente, eso que tanto les gusta a los osos es lo que intitula la otra cinta que he visto (también dirigida por Tony Richardson).

Llegué A Taste of Honey (1961) a través de uno de mis ídolos artísticos, Steven Morrissey, cantante y líder de los desaparecidos The Smiths. Él mismo ha reconocido su admiración por la película durante su juventud, que incluso ha referenciado en algunas de sus canciones. En el fondo, yo la considero una desmitificación de los cuentos populares de las heroínas prototípicas, las Blancanieves, Cenicientas y cía. Hasta el color del príncipe de la protagonista, Jo, no es azul sino negro. De hecho, el mismo que la deja embarazada la abandona. Y, ya como interpretación libérrima, me atrevería a afirmar que Jo es una especie de virgen María, y Geoff, el chaval que la ayuda durante el embarazo, un San José. Al final, sin embargo, uno asiste a la subversión de la fuente bíblica y lo que queda es una «Sagrada Familia» completamente femenina. Quizá tenga algo que ver el que fuera escrita por una mujer, Shellagh Delaney.

Sin embargo, lo que enlaza ambas obras es el elemento del bebé, del hijo inesperado (en todos los sentidos). Un poco antes de esta época, aunque muy vinculado con los Angry Young Men, Philip Larkin, uno de los poetas de «The Movement», había escrito «This Be The Verse». Grosso modo, es un «agradable» poema en el que habla de cómo los padres, jodidos por sus jefes, joden a su vez a los hijos (y así durante generaciones). Y concluye: «and don’t have any kids yourself». Y es que creo que hay algo de este verso en una frase que Jo pronuncia en una escena de A Taste of Honey: «me voy a las cavernas». En efecto, el oso (o, en este caso, la osa) regresa a la cueva, rechazando el matrimonio y el alumbramiento de un crío indeseado.

«I still love you, only slightly, only slightly less than I used to, my love», canta Morrissey en «Stop Me If You Think You’ve Heard This One Before». Y a mí me vienen a la mente hileras de terraced houses de ladrillo rojo, en algún borough de Manchester o de las Midlands inglesas; y el Salford Lads Club, donde se grabó el videoclip de esa canción y que también se menciona en A Taste of Honey, e incluso las huelgas de mineros en Billy Eliot. Entonces me pregunto si los Angry Young Men no serían los «Children of The Revolution» de T. Rex. Y es que casi todas las rebeliones comienzan desde dentro, o sea, desde las cavernas.

 

Sociego,

Burgos, 24 de mayo de 2020 (annus horribilis)


Comentarios